La décima edición de los Premios Feroz, celebrada el pasado 28 de enero en Zaragoza, estuvo marcada por el homenaje al cineasta Pedro Almodóvar, que recibió el Premio Feroz de Honor.
Pedro Almodóvar es homenajeado en la ceremonia de entrega de los Premios Feroz |
Julieta Serrano, Rossy de Palma, Aitana Sánchez-Gijón, Bibiana Fernández, Leonor Watling y Milena Smit subieron al escenario para homenajear el trabajo del director manchego por su «mirada sabia, exigente y gamberra». Con todo el público de pie, el realizador recogió el galardón y recordó emocionado a su madre. «En este tipo de premios uno no debe llorar, pero habéis puesto una imagen de mi madre y me he venido abajo», dijo disculpándose y contagiando la emoción al público.
Tras su agradecimiento a la ciudad de Zaragoza y a la Asociación de Informadores Cinematográficos de España, dedicó una palabras a La Mancha y sus orígenes. «Mi vida ha estado marcada por haber nacido en la Mancha. Más que eso, por tener una madre manchega que me ha transmitido toda una cultura rural, pero muy universal. Porque la base de esa cultura era la supervivencia en cualquier circunstancia, y la falta de prejuicio a la hora de tener alternativas que te ayudaran a seguir adelante. Y que a pesar de la oscuridad en la que vivíamos en los años cincuenta, la lucha diaria por sobrevivir no estaba reñida con el humor. Mi madre ha impregnado e inspirado casi todas las películas que he hecho», comentaba cerrando «un capítulo muy difícil de cerrar cuando se trata de la madre de uno», justificaba Almodóvar.
También recordó su llegada a Madrid a finales de los años sesenta. «Yo me vine del pueblo ya no en busca de oportunidad, sino simplemente de hacer mi vida. Yo era un niño raro en el pueblo, y en Madrid seguía siéndolo pero allí había mucha gente como yo. Madrid y su devenir en los últimos cuarenta y cinco años han acompañado todas mis películas, y desde el día que llegué en 1969 y la pisé supe que esa sería mi casa. Naturalmente me marcó vivir allí entre los años 77 y 85, un momento en el que todo era posible en esa ciudad. También fue motivo primero de dolor, pero después de gran inspiración haber tenido un primer novio adicto. No me gusta decir yonqui sobre alguien que ya no lo es. Sufrí mucho, pero años después me inspiró mucho más de lo que había sufrido», admitía.
«Antes de venir a Madrid estuve interno en los salesianos y después con los franciscanos. Fue la peor época de mi vida», matizaba el manchego. «La pésima educación que recibí en todos los sentidos, tanto académica como humanamente, me convirtieron en un analfabeto y en un ateo», explicaba el cineasta, que declaraba que dichas vivencias sirvieron para sus películas La mala educación (2004) y Dolor y gloria (2019), dos películas de las que se siente muy orgulloso, confesaba, pero «ninguna me compensa del terror en el que viví los tres años que pasé con los salesianos».
«En mi infancia, yo era uno de esos personajes de El espíritu de la colmena». Almodóvar se comparaba con el personaje de Ana Torrent al creerse lo que aparecía en pantalla. «El cine era un espejo donde sin pretenderlo, me miraba y desde el primer momento soñaba con formar parte de ese mundo algún día. El cine para mí fue la realidad que superaba y anulaba la realidad real», decía Pedro, añadiendo que el cine «ha fagocitado mi vida por completo, tanto como director como espectador. Los rodajes me quitan todos los dolores. Me he hecho adicto a la adrenalina que me provocan como a las reporteras de guerra que no saben vivir cuando vuelven a casa», añadió en un discurso en el que no faltaron palabras de reivindicación hacia la sanidad pública madrileña y sus profesionales.
ResponderEliminarCongratulations to Pedro Almodóvar on receiving the Feroz Honor Award! It's fantastic to see such a talented filmmaker recognized for their contributions to the industry. Just like a thrilling movie, this announcement is a pleasant surprise, much like finding a special offer with the #blackout bingo promo code. Thanks for sharing this exciting news!