lunes, 25 de marzo de 2019

El arte de Almodóvar - Maruja Mallo

Maruja Mallo (Lugo, 1902 - Madrid, 1995) es una de las más representativas figuras de la Generación del 27 y uno de los grandes exponentes internacionales del surrealismo figurativo.

Máscaras (1942) de Maruja Mallo

A los veinte años entró a estudiar en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde coincidió con Salvador Dalí, que le introdujo en el ambiente de artistas, escritores y cineastas de la Generación del 27 como Concha Méndez, Gregorio Prieto, Federico García Lorca, Margarita Manso, Luis Buñuel, María Zambrano o Rafael Alberti, con el que mantendría una relación. Durante los años veinte trabajó para numerosas publicaciones literarias como La Gaceta Literaria, El Almanaque Literario o la Revista de Occidente y realizó portadas de varios libros. En estos años pintó la serie Cloacas y Campanarios, cercana a los planteamientos de la Escuela de Vallecas de Alberto Sánchez, Benjamín Palencia, Gregorio Prieto, Arturo Souto, Rodríguez Luna y Eduardo Vicente, de la que formó parte.

En los años treinta viajó a París, donde conoció a René Magritte, Max Ernst, Joan Miró y Giorgio de Chirico y participó en tertulias con André Breton y Paul Éluard. Allí comenzó su etapa surrealista. Su pintura cambió radicalmente y alcanzó la maestría, hasta el punto de que el mismo Breton le compró en 1932 su cuadro Espantapájaros, hoy considerado una de las grandes obras del surrealismo. Regresó a Madrid en 1933 pero con el inicio de la Guerra Civil se trasladó a Buenos Aires, iniciando así su exilio en Argentina que, desde 1937, duraría veinticinco años. Allí siguió pintando, dando clases y cultivando amistades, entre ellas la de Pablo Neruda. En 1962 regresó a España y se instaló en Madrid, donde volvió a dibujar para la Revista de Occidente. En 1979 comenzó su última etapa pictórica con Los moradores del vacío. Tenía ya setenta y siete años, pero aún conservaba la frescura y vitalidad que la acompañarían durante toda su vida.


Máscaras (1951), Máscaras en diagonal (1951), Naturaleza Viva (1943) y Racimo de Uvas (1944) de Maruja Mallo

Su carrera artística fue un continuo proceso de experimentación técnica y formal en el que, con voracidad, aprehendía los diversos movimientos artísticos que permearon el convulso y prolífico siglo XX, alcanzando una personal madurez estilística en cada uno de ellos. La suya era una mirada despierta y sedienta, una sensibilidad profunda ante la que el mundo desnudaba su lado más grotesco y absurdo.

En Dolor y Gloria (2019) aparecen varias obras de la artista en la casa del director de cine Salvador Mallo (Antonio Banderas), entre ellas Máscaras (1951) y Racimo de Uvas (1944). Esta última llamó la atención de Pedro Almodóvar en la exposición Maruja Mallo - Creación y Orden, que organizó la galería madrileña Guillermo de Osma en 2017. Cuando el director se decidió a adquirir la pieza, ya la había comprado el propio galerista para su colección personal. Su aparición en el film es en cierto modo una manera de tenerla.

En los años ochenta Maruja Mallo recibió la Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes y el Premio de Artes Plásticas de Madrid. Su obra está presente en colecciones como el Museo Reina Sofía de Madrid o el Patio Herreriano de Valladolid, entre otras.

No hay comentarios :

Publicar un comentario